La serie rescatada por Netflix y protagonizada por Kiefer Sutherland regresó para una nueva temporada y te dejamos una pequeña reseña de lo que no fue una mala entrega, pero si una con decisiones poco favorables.

Luego de una maratón de casi 10 horas, la tercera entrega de Designated Survivor finalizó y, en resumen, a la única conclusión que se puede llegar es que Thanos fue más amable a la hora de desaparecer personas.

Esta nueva tanda de episodios sufrió la pérdida de Lyor Boone (Paulo Costanzo), Chuck Russink (Jake Epstein), Mike Ritter (LaMonica Garrett), Kendra Daynes (Zoe McLellan) y Trey Kirkman (Breckin Meyer). Simplemente se esfumaron de la serie sin ninguna explicación. Bueno, Leo Kirkman (Tanner Buchanan) tuvo su mención, pero era uno de los personajes más irrelevantes de todos.

Pero sin dudas, la peor perdida de todas fue la de Hannah Wells (Maggie Q), aunque la ex agente del FBI mantuvo un papel importante durante la primera mitad de la temporada, su inicio en esta entrega fue de lo peor.

El anterior season finale nos prometía explorar una etapa más “familiar” de ella con la “adopción” de la hija de Damian Rennett (Ben Lawson), pero todo se resolvió con un clásico: “Se está quedando con unos amigos”. Su rol como agente de la CIA fue muy interesante, pero su muerte tan exagerada y sacada de una película de James Bond arruinó a uno de los mejores personajes que nos dio esta ficción.

En cuanto a las actuaciones y la trama, el equipo siempre logra mantener un nivel más que aceptable. Esta tanda de capítulos es más corta que las anteriores, pero el contenido es el mismo: Diez episodios centrados plenamente en la política, en este caso las elecciones presidenciales, con los típicos giros y conspiraciones que la serie nos tiene acostumbrados. En particular, las estrategias de campaña con la difamación a través de videos y Fake News, el espionaje y las alianzas, fueron más que excelentes.

También hay que destacar el foco en la identidad que se tomó en esta tercera parte con las incorporaciones de representantes de la comunidad LGBTQ de la mano de Sasha Brooke (Jamie Clayton) y Dontae Evans (Benjamin Charles Watson), al explorar el pasado de Aaron Shore (Adan Canto), el problema con los opioides de la familia Harper (Anthony Edwards y Lauren Holly) y  la eutanasia de la madre de Emily Rhodes (Italia Ricci). Los anteriormente mencionados son centrales en las críticas tanto a la discriminación, intolerancia y demás estigmas sociales presentes en la sociedad.

Además, Sasha vendría a ocupar el rol que Alex y Trey Kirkman dejaron. La primera por su muerte y el segundo con el chasquido de los productores. Alguien tiene que estar presente para la hija del presidente.

En conclusión, la tercera temporada de Designated Survivor es como irse de vacaciones a un lugar donde tenías lindos recuerdos y ver que mucho de lo que te gustaba ya no está. Si, la ficción tiene cosas nuevas que son atractivas para explorar, pero cuesta olvidar que gran parte de lo que se hizo parecería que fue realizado por personas que nunca vieron la serie, el silencio sobre que sucedió con los personajes nombrados en el principio de la reseña es una prueba de ello.

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